la distinción de objetos y su aspecto físico hace que se vea un trabajo mucho mas distintivo y entendible, lo cual es uno de los propósitos del modelado.
A partir de esto surge entonces la necesidad de un ejercicio a partir de texturas que nos comienza a adentrar en esta técnica.
Se empezó por forrar la
tabla de 35x50 con una bolsa plástica, fijándola con las cintas adhesivas por
el reverso, evitando así que la tabla absorbiera el agua de la arcilla.
Posteriormente se hicieron rollos de arcilla, los cuales eran puestos de manera
vertical sobre la tabla, posteriormente se aplastaban con las manos y se
amasaban con el tubo de PBC, que servía de rodillo para aplanar la arcilla, el
movimiento con el tubo debía realizarse en el centro de la tabla, para que así
la arcilla se repartiera uniformemente por la superficie de la misma, a continuación
con la segueta se raspaba la superficie dejando una de las puntas afuera de la
tabla e iniciando desde el centro hacia el resto de la superficie, de esta
forma con el paso del a segueta en toda la tabla desde el centro de la misma, se encontraban los lugares con huecos o con
poca arcilla, el fin de esto era buscar la uniformidad en la plancha, también
se rociaba la placa con un spray con agua el cual servirá para humedecer la
arcilla y así permitir su mejor manejo,
al final del proceso, la tabla debía quedar uniforme.
Luego de realizar la
plancha en arcilla se procedía a hacer 8 cajones en la misma, para realizar
las texturas ya nombradas; las texturas se hicieron con las espátulas, pero
posteriormente el profesor advirtió que era más fácil encontrar la textura y
presionarla sobre la arcilla, así dejaría el rastro en ella y quedaría la
textura que se buscaba.
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